Desde la época romana, la obra humana ha construido presas para abastecer poblaciones, regar cultivos o producir energía, creando nuevos paisajes llenos de vida
La Ruta de la Extremadura húmeda comienza en las frías aguas de las gargantas de La Vera, nacidas en las cumbres de la Sierra de Credos. A sus pies, el río Tiétar discurre por un amplio valle, delimitado al sur por el Tajo, que se ensancha en el embalse de Valdecañas a su entrada en la región.
Aguas abajo, donde confluyen el Tajo y el Tiétar, llegamos al Parque Natural de Monfragüe, uno de los espacios naturales más sobresaliente de Extremadura.
Entre Cáceres y Alcántara, los caminos del agua nos conducen a las centenarias charcas que movían molinos, batanes y lavaderos de lana.
Por el curso del Guadiana, la Ruta nos lleva desde los embalses de Puerto Peña, Orellana y La Serena, hasta el Parque Natural de Cornalvo, en el entorno de la presa romana que abastecía a Augusta Emérita (Mérida)
Siguiendo las rutas migratorias de las aves acuáticas, llegamos al Parque Nacional de Doñana, la zona húmeda más importante de Europa